martes, 31 de mayo de 2011

III Y IV CAPITULO " POETICA DEL ESPACIO"

La lectura poética del espacio presenta una fuerte contradicción entre el lenguaje metafórico y el lenguaje real. Dice que la metáfora no puede ser usada como punto de partida para un ejercicio creador, pues la creación es la representación de objetos que en el pasado fueron experimentados , fragmentados, asociados y arrojados al exterior con una parte del reflejo de lo que el autor es, d lo que vive, de lo que siente. Bachelard habla de esta herramienta y trata de meternos en su dinámica en contra de la metáfora a partir de la creación de metaforas.

Se divisa en esta obra que el autor hace referencia   a que el pensamiento sólo se puede organizar por medio de conceptos y plasma también la necesidad de ordenar la realidad a partir de codificar, clasificar y ordenar   los conceptos. Los conceptos seon reales, comprobables, experimentables y generan una posibilidad de comprobarlos tanto en el pasado como en el presente.

El cajón los cofres y los armarios, es una analogía de nuestros procesos mentales, de nuestra forma de usar la información y de cómo la archivamos los conceptos de nuestra realidad y nuestra   experiencia en ella.
Este capítulo dice que la metáfora no es susceptible de un estudio fenomenológico ya que consiste en la expresión con un significado distinto al real insertando objetos   en contextos diferentesa los habituales. Es una expresión efímera, sin raíces profundas, verdaderas ni reales. Esta expresión sólo es empleada al pensar ya que no existe otra relación tangible en el mundo real. Por esto, la metáfora corre el peligro de confundirse con algo concreto y de crear falsas realidades, y el concepto metafórico al no ser real   puede interpretarse de distintas formas. Lo importante de estos objetos es el universo imaginativo que los rodea mientras permanecen cerrados, mientras son misteriosos. Esto nos habla de que el misterio es sutil y potente a la vez y que la obviedad es rústica y torpe y aunque a primera vista parezca que explica mucho mas lo explícito, en realidad lo único que hace es restarle valor y quitarle sentido a lo que intenta explicar. Es como describir un acto sexual mediante acciones o describirlo mediante sensaciones. Siempre “habrá más cosas en un cofre cerrado que en un cofre abierto”.

Un filósofo que ha formado todo su pensamiento adhiriéndose a los temas fundamentales de la filosofía de las ciencias, que ha seguido tan claramente como ha podido el eje del racionalismo activo, el eje del racionalismo creciente de la ciencia contemporánea, debe olvidar su saber, romper con todos sus hábitos de investigación filosófica si quiere estudiar los problemas planteados por la imaginación poética. Aquí, el culto pasado no cuenta, el largo esfuerzo de los enlaces y las construcciones de pensamientos, el esfuerzo de meses y años resulta ineficaz. Hay que estar en el presente, en el presente de la imagen, en el minuto de la imagen: si hay una filosofía de la poesía, esta filosofía debe nacer y renacer con el motivo de un verso dominante, en la adhesión total a una imagen aislada, y precisamente en el éxtasis mismo de la novedad de la imagen. La imagen poética es un resaltar súbito del psiquismo, relieve mal estudiado en causalidades psicológicas subalternas. Nada general ni coordinado tampoco puede servir de base a una filosofía de la poesía.

La noción de principio, la noción de "base", sería aquí ruinosa. Bloquearía la actualidad esencial, la novedad psíquica esencial del poema. Mientras la reflexión filosófica que se ejercita sobre un pensamiento científico largamente elaborado exige que la nueva idea se integre en un cuerpo de ideas experimentadas, aunque ese cuerpo se someta, a causa de la nueva idea, a una elaboración profunda, como sucede en el caso de todas las revoluciones de la ciencia contemporánea, la filosofía de la poesía debe reconocer que al acto poético no tiene pasado, que no tiene al menos un pasado próximo, remontándose al cual se podría seguir su preparación y su advenimiento.

Cuando más tarde nos retiramos a la relación entre una imagen poética nueva y un arquetipo dormido en el fondo del inconsciente, tendremos que comprender que dicha relación no es, hablando con propiedad, causal. La imagen poética no está sometida a un impulso. No es el eco de un pasado. Es más bien lo contrario: en el resplandor de una imagen, resuenan los ecos del pasado lejano, sin que se vea hasta qué profundidad van a repercutir y extinguirse. En su novedad, en su actividad, la imagen poética tiene un ser. Crear, criar, custodiar, arropar, cobijar, acurrucar...Cuántos verbos para describir el alma del nido... cuánto de esos infinitivos están apuntalando también la creación poética.


El espacio que se crea, se despliega. La poesía a diferencia de lo narrativo está más anclada en la dimensión espacial que en la temporal, eso creo.
Aquí estamos, aquí estás también abriendo esos huecos a los días, al tiempo de la muerte.

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